miércoles, 23 de diciembre de 2009

Feliz fin de año/inicio de año Feliz

Pensar, pensar que el año pasado para esta misma fecha...

Pensar, pensar que el otro día estaba pensando en vos...

Pensar, pensar en todo, que no falte nada...

Pensar, pensar en todos, que no falte nadie...

Pensar, pensar que no te imaginás no pensando...

Pensar, querés pero no podés dejar de pensar...

Hasta que súbitamente chocan las copas, el último pensamiento tuvo aroma a deseo y todo se convierte en un enorme campo de flores, las sensaciones se mezclan y se suceden conforme al eco del "clin" de las copas al chocar, las sonrisas no tardan en llegar, los abrazos, los besos y la algarabía propia del final.

La algarabía propia del principio. Lo que se deja y lo que llega, esa transición tan fantástica y efímera que no se puede pensar, sólo sentir. Esa magia momentánea que cuesta describir.

Éste año te deseo, nos deseo, que podamos sentir más de lo que pensamos.

Por más, muchos más latidos...

Pablo.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Una nube pasajera

¿Qué te propones? Oh nube, ¿qué te propones al tapar la luna?

Dime, ¿por qué no me dejas contemplarla?

Era una noche tan linda, con un cielo tan bajo, ¿de dónde salieron tantas nubes? Tan de repente, sin un aviso.

Es que no entiendo, la veo distante, y un resonante tambor de truenos dibuja mi cielo. Ahora opaco, sin brillo, ahora tan lleno de nubes, tan gris y sombrío.

Se deja vislumbrar, entre relámpagos que confunden, tan sólo un ratito, para volver a ocultarse, por nubes que no me la dejan ver, pero yo sé que está ahí.

Ahora siento, en este cielo de estrellas, donde nada parece tener luz más que el errático iluminar de los relámpagos, que puede tanto llover como despejarse, que puede tanto perderse la luna como correrse esa nube.

Y reconozco así, con una media sonrisa para mí, que es sólo una nube pasajera. Que dentro de poco ésta lluvia de truenos se convertirá en pajarillos cantando melodías para el deleite, y rayos de luz iluminarán florecillas a vívidos colores reflectantes del agua que supieron tomar. Y que ya no hay nubes. ¡A disfrutar!

domingo, 27 de septiembre de 2009

Sentí el despertador sonar

Sentí el despertador sonar, era temprano, pero lo más tarde que había calculado debía levantarme. Me quedé dormitando por escasos minutos, como acostumbro hacer, mientras sentía la lluvia caer, el sonido del pasar de los autos sobre la calle mojada, el viento correr.

Me veía levantándome, pensando en todo lo que debía hacer, me veía durmiendo un ratito más, con la excusa de la lluvia, con la excusa de concluir lo que venía soñando, o quizá ver un poquito más.

Mirando el reloj, dirimiéndome entre quedarme un minuto más o uno menos, pestañé aletargadamente y sin más, volví a abrir los ojos, volví a ver la hora, y el reloj, frío y omnipresente, marcaba, desinteresado por mi perplejidad, que habían pasado 2 horas desde ese instante previo a mi pestañar. Lejos de toda preocupación, disfrutando de la melodía que me estaba ofreciendo el viento, la garúa, el pasar de los autos sobre la calle mojada, y el silencio del domingo a la mañana, me levanté con una sonrisa, mezcla de complaciencia y picardía, esas dos horas había soñado un poco más, y también me habían comprimido mis quehacereces para este día a dos horas menos.

Miro por la ventana, a varias horas ya de haberme levantado, garúa finito, creo que es un buen momento para salir a la calle, aunque... el colchón me llama a cantos de sirena...

martes, 15 de septiembre de 2009

Escucho el sonido de mis pasos al andar.

Escucho el sonido de mis pasos al andar, miro menos hacia atrás, miro más hacia adelante. Miro hacia atrás con una mirada menos crítica, más comprensiva, un poco menos nostálgica. Miro hacia adelante con una mirada soñadora, orgullosa por cosas que todavía no conseguí, encandilada por cosas que no puedo dejar de ver.

Siento mis pasos al andar, soy más conciente de mi conexión con la tierra en cada pisada, me maravillo cada vez más cuando tengo un pie en el aire, que no puede evitar volver a tocar tierra, para seguir caminando, cada vez con más energía, con más entusiasmo, con pasos largos y acelerados, como intentando no perder el envión de ese trascendental paso que dió inicio a mi marcha, con pasos relajados, como tomando carrera para el salto que me impulse más.

Observo el paisaje a medida que gano terreno, lo contemplo y sigo.

Me pregunto menos, pero con más objetividad. Me repregunto menos, ahora tengo respuestas en las que creo más. Me repito cada respuesta al andar, con cada paso, casi musicalmente. Anido una pregunta a cada respuesta, e intento vislumbrar que baldosas debo pisar, de camino a contestarla.

Me concientizo de los pasos andados, y no importa cuanto tiempo lleve caminando, siempre me parece más lo que tengo por andar, que lo ya recorrido. Diviso un hermoso paisaje a lo lejos, quizá el más hermoso que he visto jamás, que me llama desde lo más profundo de mí mismo, el camino hacia él parece eterno, pero no dudo, ni por un instante, en dejar de andar.

El clima es propicio, y si llueve, me frenaré a tomar agua. El día parece terminar, y si anochece, no me preocuparé, para mí, dentro de mí, sigue siendo de día.

Y la luz, esa luz que hace que brille tanto ese paisaje tan maravilloso y fascinante, tiene tanto que ver con la luz que está dentro mío, aquella que intento exteriorizar con cada paso, que no podría imaginarlas escindidas la una de la otra, nacieron para encontrarse, y en su confluencia, está mi sol.

Escucho el sonido de mis pasos al andar, los miro menos, los siento más.

viernes, 31 de julio de 2009

La confianza no se compra

Todo nace con una propaganda que escuché hoy por la radio, luego de la cuál me quedé pensando azorado. Se trataba de una "promoción" de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), que promete la participación en un sorteo por un auto a aquellos que puedan reunir 12 facturas de compra.

Me dejó pensando, hace falta algo así para que la gente pida la factura al comprar?Hace falta algo así para "garantizarse" que el comerciante expenda la factura luego de una venta?

Fue uno de esos momentos donde mi rostro se dirimió entre un gesto de risa y otro de lamento.
Entonces me invadió una sucesión de hechos de la actualidad que reflejan como estamos. Todos relativos a como perdemos la confianza cada vez sobre más cosas.

Ya no confiamos en quiénes nos gobiernan, les perdimos el respeto y votamos a peores.
Ya no confiamos en lo que nos venden los medios, cada uno dice algo distinto, según quién sea su dueño.
Ya no confiamos en los números oficiales, no tenemos parámetros para medirnos económicamente.
Ya no confiamos en la educación pública, mandamos a nuestros niños a escuelas privadas, donde la educación es un negocio y ese es su "valor".
Ya no confiamos en la salud pública, nuestros profesionales tienen q lidear día a día con la falta de insumos y recortes presupuestarios que no les dejan trabajar adecuadamente.
Ya no confiamos en nuestra moneda, se devalúa día a día, corremos a comprar dólares, una moneda que también se devalúa día a día.
Ya no confiamos en el de al lado, la alta inseguridad hace que entremos en una paranoia permanente.

Creo que podría seguir, pero me parece suficiente...

En estos tiempos de crisis, advertí algo que, entre tanta desidia y desazón, me maravilló. Me contó mucha gente que volvió a ver a familiares que no veía hace tiempo, me incluyo en este grupo. Al parecer, en medio de esta selva donde no sabemos para donde correr, tratamos de buscar refugio en aquellos seres queridos con los que podemos contar.

Yo creo que todos estos hechos apocalíptimos que sucumben ante nuestros ojos en el día a día, extendiéndolos a un nivel global, son claros indicadores de que el ser humano se está equivocando, de que estamos errando el camino, de que debemos replantear nuestros objetivos y nuestra forma de obrar, es una oportunidad para corregir nuestro andar, mirarnos al espejo, reconocernos, mirarnos entre nosotros, conocernos, y caminar juntos.

miércoles, 29 de julio de 2009

El impulso

Hoy pensaba, estimulado quizá por un momento en el que pocas cosas podía hacer, en el impulso; la importancia que tiene el impulso para nosotros, un ascenso, un nuevo amor, una palabra amiga... Me maravillaba al pensar de cuanta gran ayuda es tener a alguien que nos apoye, que nos reconozca, que nos valore, que nos acompañe, que nos cuide, en el camino hacia nuestras metas. Cuanto más rápido se alcanza todo, cuanto más bonito es el camino hasta conseguirlo, cuanto más se disfruta todo.

Por un momento me quedé sonriendo, consecuentemente a mis pensamientos llenos de colores vivos y que daban vida. Pero como si de un sueño me despertase, abrí más los ojos, al tiempo que me dejaba absorto el pensar que todo aquello externo a nuestro cuerpo que nos apoya, que nos cuida, que nos reconoce, que nos valora, que nos acompaña... puede desaparecer en tan solo un instante, en mayor o menor medida, a través del tiempo...

Entonces? Entonces todo aquello termina siendo un impulso, un empujoncito en nuestro camino que nos ayuda a transitar la vida con más fuerza, con más energía, con más entusiasmo, pero que puede aminorar algún día, y allí podremos encontrarnos, mirando para atrás, esperando que aparezca aquello que nos alentaba, que nos empujaba... atónitos ante esa ausencia, desconcertados de que pudiera estar sucediendo.

Reitero, aquello es un impulso, una fuerza externa que hoy pudiera estar tirando a nuestro favor... mañana no sabemos. De aquí deriva la importancia de nuestro motor interno, nuestra autoestima, el conocernos y reconocernos cada día. Porque es éste y sólo éste, el motor que no nos abandonará a pesar de todo lo que pudiera pasar externamente. Es sobre él y hacia afuera que debemos trabajar, y no al revés. Si el motor funciona bien, seguiremos andando sin importar que pase, agradecidos de cada impulso que tire hacia donde vamos, y hasta impulsando a otros en su camino.

Es entonces, sobre este motor interno que debemos trabajar día a día, para llegar a donde queremos llegar, para poder impulsar a quién podamos impulsar, para dar sentido a todo impulso que llegue advirtiéndolo como tal, aprovechándolo al máximo y disfrutándolo en el camino.

jueves, 9 de julio de 2009

Sobre que voy a escribir hoy?

Será acaso sobre lo que me pasó ayer?
Será acaso sobre lo que soñé anoche?
Será acaso sobre lo que me sucedió hace tiempo pero tomó importancia recién ahora?
Sobre que será?

Hoy me veo y encuentro sólo miles de emociones mezcladas en mí, me veo y me siento más de lo que me veo, me siento y veo más de lo que se ve a simple vista.

Me encuentro y me desencuentro permanentemente, me encuentro y siento que estoy en lo cierto sobre lo que quisiera estar haciendo ahora, sobre lo que quisiera hacer mañana y sobre que me gustaría terminar haciendo.

Me encierro en mí mismo, salgo, me libero y exploto.

Me desvelo pensando en ella, o lo que es lo mismo, pensando en mí.

Me desvelo pensando en mis sueños, en que debería hacer para llevarlos a cabo, sonrío, los ojos se me ponen llorosos de la emoción, vuelvo a sonreír, una lágrima desciende atravesando todo mi rostro, al tiempo que una imagen, parte de una secuencia de imágenes que forman el futuro que quiero para mí, aparece por milímetro de mi rostro recorrido.

Me quedo sonriendo un rato, maravillado por esas imágenes, y me pongo serio, vuelvo a la realidad.

Y me siento preso, me siento extraño, me cuesta discernir entre el imaginario y la realidad, me cuesta asumir la distancia existente entre mis sueños y mi realidad, me cuesta darme cuenta que no es tan efímera como parece en ese momento, me cuesta hacerme la idea de que sí lo es, de que todo está allí, tan al alcance de la mano.

Me emociono mientras escribo, leo borroso al tiempo que escribo esto, muerdo mi labio inferior.
Cierro los ojos, no veo más que el negativo de la luz del sol que dejó pasar la apertura de la ventana, tengo la mente en blanco, me liberé por un momento, la mente descansa, agradecida, incrédula de haber experimentado un momento de plena paz, es maravilloso.

domingo, 5 de abril de 2009

Curiosidades I: Lenguaje Corporal

El lenguaje corporal (BL por sus siglas en inglés -Body Language-) representa una de las vías de comunicación más importantes entre personas, teniendo en cuenta que el 65% de lo que comunicamos no lo hacemos a través de la voz.

Por tanto, resulta increíble que el lenguaje corporal se haya comenzado a estudiar seriamente recién a partir de 1960.

Mucha gente encuentra difícil comprender que el ser humano es todavía un animal biológico. Y como otras especies, nos regimos por reglas biológicas que controlan nuestras acciones, reacciones, lenguaje corporal y gestos. Lo fascinante es que el ser humano raramente es consciente de sus posturas, movimientos y gestos, los cuales pueden indicar una cosa mientras su voz está diciendo otra completamente diferente.

Desde un punto de vista técnico, cuando decimos que alguien es perceptivo o intuitivo, nos referimos a su habilidad para leer señales no verbales en otra persona y compararlas con señales verbales. En otras palabras, cuando decimos que tenemos una corazonada o un mal presentimiento de que alguien nos dijo una mentira, en realidad queremos decir que su lenguaje corporal y sus palabras no concuerdan.

Las mujeres son generalmente más perceptivas que los hombres, de aquí nace la llamada "intuición femenina". Ellas tienen una habilidad innata para descifrar señales no verbales, así como tienen un ojo preciso para los pequeños detalles. Esta es la razón por la cual pocos hombres pueden mentirle a sus esposas y conseguir "zafar", mientras que la mayoría de las mujeres pueden hacer parecer creíble casi cualquier cosa ante la mirada masculina.

Esta intuición femenina es particularmente evidente en mujeres con niños pequeños. En los primeros años de la crianza de un niño, la madre se basa en un canal no verbal para comunicarse con él. Esta es la razón por la cual se cree que las mujeres son, muchas veces, negociadoras más perceptivas que los hombres.

Otro debate interesante sería analizar que señales no verbales son innatas, genéticamente transferidas o adquiridas de otra manera.

Un científico alemán descubrió que la expresión de la sonrisa se encontraba en niños que habían nacido ciegos y sordos, lo que concluye en pensar que sería un gesto innato. Otros investigadores descubrieron que cada cultura usaba los mismos gestos para demostrar emociones, con lo cual concluyeron que esos gestos deben ser, asimismo, innatos.

Ahora, contestame lo siguiente:
¿Cuando cruzás tus brazos sobre tu pecho, cruzás el derecho por encima del izquierdo o el izquierdo por encima del derecho?
La mayoría de la gente no puede contestar esta pregunta hasta que no lo hacen. Mientras una posición se siente cómoda, la otra se siente completamente extraña. Esto evidencia que esta postura debe ser genética y no puede ser modificada.

Adaptado de: "Body Language, how to read others' thoughts by their gestures", Allan Pease

Ante cualquier duda, consulte a Charles Chaplin.

Pablo.
(¿En que piensa cuando sonríe así?).

martes, 24 de marzo de 2009

Cada vez que miro al cielo

(24 de marzo de 2008)

Cada vez que miro al cielo, te veo, necesito ver.
Cada vez que no te encuentro, te busco, como la primera vez.
Como aquellos inocentes, que creen que así sigues aquí.
Yo te llamo a cada rato, te busco, y pregunto por ti.

Y aunque la vida me diga que no estás conmigo.
Aunque yo crea que sigues ante mí.
Aunque tu gente se acuerde de ti, vos estás lejos, pero no de mí.

Cada vez que miro al cielo, te veo, te veo, tan cerca de mí.
Cada vez que no te encuentro, te busco, pregunto por ti.

Y mientras más te sigo, más te veo siguiéndome.
Mientras más camino, más veo tu sombra detrás de la mía.
Y cuando intento encontrarte me encuentras tú a mí.

Yo sé que estás, en algún lugar y en todos a la vez, mirándome y dejándome verte.
Acariciándome y dejándome acariciarte.

Porque por más lejos que estemos, no hay distancia entre nosotros.
Por más tiempo que haya pasado, te siento como la última vez.
Y en todo ese camino que recorrió cada uno, seguramente nos cruzamos más de una vez.

Ya nos volveremos a encontrar, como no nos encontramos hace mucho, o quizá, como no nos encontramos nunca.

Pablo.

martes, 17 de marzo de 2009

De cómo recuperar un objeto perdido

Ayer me pasó algo que me dejó pensando...

Resulta que iba de camino al trabajo, en subte, como siempre, y yo no suelo dejar la mochila en el portaequipaje (ese que está por encima de los asientos), pero esta vez la dejé, porque molestaba al paso.

El hecho es que bajé del subte, salí de la boca, tomé Florida e hice media cuadra... y me sentía muy libre, demasiado liviano, ahí es cuando advertí que no llevaba mi mochila conmigo :S. Me pregunté si la había traído conmigo desde casa y se me vino una sucesión de imágenes de como la llenaba de cosas, la agenda, la ropa para jugar al fútbol, los botines, etc. Y luego, la imagen de la mochila yéndose solita en el subte, volví preocupadísimo a la estación Florida, imaginando ya, a un tipo llevando mi mochila lo más campante.
Hablé con un policía de la estación y se contactó con la boletería de Alem, fuimos hasta allá y la recuperé, alguien la había visto sola, al llegar el subte a Alem (donde termina el recorrido) y la había dejado en la boletería. Con el policía, luego de que una sensación de alivio me recorriera la columna de principio a fin liberándome de la tensión que me había invadido minutos antes, nos quedamos hablando de la suerte que había tenido, de que generalmente la gente se la lleva, de que increíblemente tenía todo, la billetera con el dinero, los documentos, todo. De como aún queda gente honesta.

Luego se lo conté a varias personas, todavía sorprendido de tener mi mochila conmigo, y, dudando entre el azar y el destino, me quedé pensando, inevitablemente, en que pudo haber hecho que mi mochila vuelva a mis manos... sería acaso el hecho de que yo siempre que encontré algo lo devolví? sería el hecho de que, justamente el sábado pasado, sin ir más lejos, estaba con un amigo en un pub, y en la mesa diagonal a la nuestra se encontraban tres chicas conversando y a una se le cayeron $20 al piso sin que siquiera lo advirtiera y yo le avisé?

Seguramente haya sido una suerte de mezcla entre causalidades y casualidades, de que la vida devuelve bien por bien, y que justo en ese momento, se bajaba de Alem, Alguien (con mayúsculas) que estoy seguro será recompensado, Alguien que tuvo un accionar que ratifica ese comportamiento justo y altruista que tenemos cuando lo tenemos, haciéndonos experimentar en carne propia la sensación que se experimenta cuando fuimos nosotros los que necesitamos ayuda del otro, y nos la fue brindada.

Pablo.
(veo tu sonrisa... y el cielo sigue siendo azul.)

jueves, 12 de marzo de 2009

Conexión instantánea

Encontrar a una persona que parece que conocieras de toda la vida, pero que nunca viste, nunca supiste nada de ella y nunca la sentiste nombrar...

Este tema vino a mi cabeza porque el otro día hablé con una amiga con la que no hablaba hace rato, estamos en mundos tan distintos que es difícil que nos crucemos. Así y todo, recuerdo cuando me crucé con ella por primera vez, cuando hablamos lo hicimos de una manera tan relajada y confiada que parecía que nos conociéramos de toda la vida. De hecho, los dos tuvimos esa misma sensación, y luego de habernos visto solo unas pocas veces contadas con los dedos, podría asegurarles que, hoy día, la extraño (por este tiempo que pasó sin que nos veámos) como si hubieramos sido amigos desde el jardín.

Esa conexión instantánea me llama la atención, me pasó otras veces y realmente está buenísimo. Es muy loco como con algunas personas tardamos años en tomar confianza, y con otras tan poco tiempo.

Mi amiga sabe quién es, o quizá no, lo cierto es que este caso podría transpolarlo a algunos otros y ratificar el hecho, y pienso ahora en cada una de esas personas y sonrío solo, su luz llega hasta acá.

Y seguramente las vea un día de estos, para hablar con ellas y contarnos cosas, entendiéndonos como si las hubiéramos vivido juntos, riéndo al unísono, todavía maravillados por esa conexión inefable que devino en una muy bonita amistad.

¿Les pasó alguna vez?

Pablo.
(Encontrar a una persona que parece que conocieras de toda la vida, pero que nunca viste, nunca supiste nada de ella y nunca la sentiste nombrar...).

sábado, 7 de marzo de 2009

Vivir una pérdida, aceptarla y seguir viviendo.

Últimamente y en diferentes contextos, mucha gente me ha estado hablando de este tema, contándome historias, de ellos mismos o de terceras personas, que vivieron pérdidas, de distintos tipos, hace poco tiempo.

Hay una frase que dice que la verdadera importancia, es aquella que se les da a las cosas cuando ya las hemos perdido.

Quizá esto tenga mucho que ver con esa sensación tan intrínseca del ser humano de creerse eterno en su vida limitada, como una añoranza, una utopía decantada en alguna parte del subconsciente.

Esto quizá produzca la creencia de que todo lo que tenemos lo tendremos por siempre, y por lo tanto, siempre tendremos tiempo para darles la importancia que les merecemos.

Pero la realidad indica que nada de eso es así, y desde el momento en que se ocasiona esa pérdida, hasta que la reconocemos y aceptamos como tal, habremos experimentado una sucesión de sensaciones, también conocidas como etapas de pérdida Kübler Ross (Negación y aislamiento, Ira, Pacto, Depresión, Aceptación).

Y es exactamente allí, en la aceptación, cuando finalmente nos daremos cuenta que no, que todo lo que tenemos no lo tendremos por siempre. Cuando habrá cesado esa intensa lucha entre el cerebro y el corazón, se habrán equilibrado, firmando un acuerdo de paz que nos dejará volver a nosotros, a seguir con nuestro camino, habiendo transformado dicha pérdida en un valioso recuerdo, que se complementará entre ambos, para acompañarnos el resto de nuestras vidas, y será seguramente, protagonista de más de una posterior mirada al cielo.

Más info:
El Proceso del Duelo, Biblioteca de Psicología


Pablo.
(Podría decir muchas cosas, pero a veces el silencio dice mucho más).

miércoles, 4 de marzo de 2009

Buenas!

Estimado primer lector:

Después de un largo rato diciendo que iba a crearme un blog, lo he creado.

Y, como todo lo tengo que analizar profundamente antes de llevarlo a cabo, tenía la intro ya pensada, pero ahora que me pongo a escribir, caigo en la cuenta de que no recuerdo nada de todo eso.

Bueno, este blog lo creé, porque en numerosas oportunidades me encontré escribiendo puntos finales a reflexiones que me hubiera encantado compartir, y quedaron en un cajón.

Por lo tanto, estoy seguro que cada cosa que escriba de aquí en más, va a tener otro significado para mí. Porque, sin duda, el que vos lo leas y me proporciones tu feedback, me significa un valor agregado que hasta ahora no he tenido, y me fascinaría tener.

Y ya se va sintiendo, compartir esta presentación, es, en este momento, uno de los más lindos gustos que puedo darme.

Bienvenido! :)

Pablo.
(Escribir para mi mismo, es desde ahora, una forma de decir...).