lunes, 27 de diciembre de 2010

Feliz transición!! :)

Termina un año que nos encuentra cansados pero llenos de vida,
termina un año que nos encuentra alterados pero más concientes,
termina un año que nos descubre, sea lo que sea que haya debajo.

Espero lo terminemos con la gente que queremos, con la gente que nos quiere y con una sonrisa en el espejo.

Espero podamos desechar los malos pensamientos, los objetos del pasado que no queremos recordar pero no sabemos por qué los guardamos y la gente que mantenemos en nuestro entorno sin saber bien por qué.

Espero empecemos un año lleno de ideas, con la mente fresca, la gente que elegimos y nos eligió con el corazón, y la sonrisa de cuando nos regalaron nuestro primer juguete.

Estamos a un mail de distancia y te siento más cerca que en un abrazo.

Termina un año que nos encuentra.

Empieza un año que nos une aún más.

Feliz cierre 2010! :)

Feliz inicio 2011! :)

jueves, 9 de diciembre de 2010

Dialéctica del hincha y el hada.

Ayer un poco retozaba, otro poco pensaba, o me dejaba pensar. Claro, divagaba más que pensaba, me daba cuenta de que en un momento se conectaban las frases en mi cabeza en forma de escrito, y que debía escribir todo eso, pero no daba más, estaba en la cama, a las 2 de la mañana, cansado, con poca energía para escribir. Entonces se me ocurrió grabarlo "me grabo diciendolo y después lo paso" -pensé-, pero no, no estaba para decirlo tampoco, fue extraño, pasaban mil cosas por mi mente pero no tenía forma de plasmarlo. Igualmente algo recuerdo, recuerdo que mientras estaba en mi cama, rodeado de paredes gruesas, escuchaba muy claramente la pasión de la banda roja transformada en cornetas, cánticos y tambores murgueros. Claro, había salido campeón Independiente minutos atrás, luego de una agónica batalla definida finalmente por penales, club del que soy hincha, aunque ya no tanto. Avellaneda, recuerdos, infancia, cánticos, color rojo, todo se mezclaba, todo confundía y de alguna manera quería estar. De repente sentí un vacío, un hueco, como si me hubieran quitado una parte de mí y enseguida me acordé de Papá Noel y mi analogía que reza "es como cuando de chiquito te dijeron que Papá Noel no existía...", tal cual, así lo sentí yo. ¿De que habla este pibe? Te preguntarás... Bueno, antes era hincha, normal, que se yo, lo seguía, veía los partidos, fui a la cancha a los 7 años y fue uno de los días q más feliz me recuerdo, jugaba muy seguido al fútbol y el rojo siempre fue mi color favorito... en fin, me gustaba todo eso. Pero hubo un clic, todo empezó a parecerme fantasía, y empecé a descreer del fútbol, de que sea así, de que estén jugando de verdad, de que realmente estén jugando al fútbol y no a algo más, y dejé de seguirlo, dejó de motivarme, empecé a ver menos partidos, donde creo que todavía se esté jugando al fútbol, empecé a ver momentos más que partidos, donde alguna jugada me interese desde lo futbolístico disociándola de colores de casacas. Empecé a ser imparcial con respecto al fútbol. Hasta que me sentí ajeno. Como ayer, que llegué a sentir un hueco, como que me faltaba algo. Sí, era la cuota de fútbol, eso que tiene que estar en algún lado. Un poco me sentí estafado por mí mismo, y hasta me llegué a preguntar si la ficción y la credulidad no podrán hacerse amigas por un rato para que yo disfrute un poco de lo que hace feliz a tanta gente, de lo que mueve a tanta gente. Pero creo que sería como volver a hacerme creer en Papá Noel, que antes creía... pero ahora me parece que ya debe estar muy viejo para poder moverse con tantos regalos...

Ah, por cierto, bien rojo, el niño que hay en mí, sí, el de 7 de la foto con la remera de Ades puesta en el vestuario con una sonrisa de oreja a oreja, está muy contento por actualizar esa tapa del Olé del 95' por esta imagen de Tuzzio del 2010. :)

sábado, 2 de octubre de 2010

Prologó del nuevo libro de mi madre

Este es el prólogo que escribí para el nuevo libro de mi madre:

Luego de un largo rato preguntándome cómo resumir en pocas palabras el trabajo de tantos años, me dispuse a plasmar las imágenes que se fueron sucediendo con vehemente hilación en mi cabeza. Tanta relación tiene la vida de Paloma con su libro, que parece como si parte de ella se hubiera transformado en papel de un momento a otro. Infinita fe cimentada en la importancia de transmitir amor al prójimo, felicidad definida como la unión de todos y cada uno de nosotros, seres terrenales, en la búsqueda de un bien común. Sobre estos conceptos y muchos otros que el lector descubrirá palabra a palabra, diálogo a diálogo, se basa este libro. Nutrido de amor y de una frescura otoñal que solo mantienen aquellos que pueden ver sol más allá de las nubes y pueden esperar largos años para, con la alegría e inocencia propia de un niño, contarlo como la primera vez.

El libro, de pocas hojas pero mucho contenido, está recién editado y se llama "Mi encuentro con Dios" y cualquiera que esté interesado en el mismo puede contactarme. :)

sábado, 25 de septiembre de 2010

Encontrarás alas

Encontrarás en el camino, según te atrevas a ver, piedras grandes o pequeñas, lisas o irregulares, confiables o peligrosas, húmedas o secas, llamativas o banales.

Encontrarás tanto como te atrevas a enfrentar, no se trata de buscar, se trata de estar, en ningún lugar pero en todos a la vez, desde vos, siendo vos y para todos, ese es el lugar.

Encontrarás un sendero donde ya no creías ver luz, encontrarás un atajo cuando creías estar perdido, encontrarás un sonido en un silencio profundo, una muestra de presencia, de tu yo en el mundo.

Encontrarás descansos, efímeros pero eternos, que sentirás pasar rápido cuando vuelvas al tedio. Momentos verde claro, llenos de brisas aromatizadas y cantos de pájaros.

Encontrarás recuerdos, allí donde creías no había nada, encontrarás lugares nuevos donde te pareció ya habías estado, rostros familiares, gestos de otros tiempos y atracciones sobrenaturales.

Te probarás calzados, de toda clase, buscando encontrar roles para funciones guionadas, donde la seguridad del texto te mantenga en línea, en una obra en la que sos la cámara.

Te probarás calzados durante mucho tiempo, de todo tipo, de cualquier género, te los cambiarás frecuentemente, esperando la ocasión en la que el paso exceda la línea que te tenías asignada.

Seguirás intentandolo, hasta que no queden pares, o te des cuenta que sobre el pasto, dónde no encuentres palabras para tu conformado libreto, el mejor calzado es no llevar nada.

Encontrarás alas, sobre tus pies relajados, por el contacto con el pasto que no pide calzados, de sentir esa mágica brisa aromatizada teñida de cantos de aves, de respirar hondamente, con el ceño alisado, con las manos abiertas y los ojos cerrados.

lunes, 9 de agosto de 2010

Como decirme que no a mi mismo

Intentando definir las líneas del boceto que dibujaste ultimamente, me dije que no.

Quizá nada me haya sido más difícil
quizá siga sin encontrarle explicación
se trata de ir contra mí mismo
escucharme una sola voz

Y empiezo a creer
más me cueste convencerme
que el corazón no siempre tiene razón.

Que las sensaciones que me teñían de color celeste
hoy son grises sin solución.

A latidos acallados
imponiendo la razón
voy a pasos poco delicados
diciendome que no.

Infeliz contradicción
el hacer de cuenta que no
fingiendo otra conducción
que suplante a un corazón que se niega
a acatar mi decisión.

Intentando no mirar hacia atrás
con la dificultad de mirar hacia adelante
me encuentro inmóvil

mirando hacia un costado
con mi hombro ya cansado
y la débil sensación...
de no tenerte ya a mi lado
de ya no contarme dos.

Conciente de que no se olvidan
las impresiones del corazón
por momentos no pienso ni quiero pensar
en que fue lo que pasó.

Mirando de reojo el mapa que me lleva hasta vos
ya sin encontrar motivo
me pierde la desilusión

sumergiendome en un horizonte lleno de preguntas nuevas
con las mismas preguntas de siempre
resumiendo lo irresumible
cuestiones del amor.

martes, 8 de junio de 2010

¿Un momento de esparcimiento?

Esto soñé esta tarde, quizá buscando un momento de paz entre las sábanas, quizá buscando una respuesta o salir un poco. Paso a narrar...

Paseaba en caballo a pelo, por tierras muy bien cuidadas, con pastos delineadamente cortados y caminos asombrosamente parejos. Paseaba solo, pero sabiendo que mi grupo estaba detrás mío, tan solo había adelantadome para curiosiar el camino por el cual iríamos, hasta que me resultó conocido, por allí ya había estado (quizá en otro sueño) y no tardé en encontrar el camino que sentí había tomado junto con el grupo la vez pasada. Por lo tanto, allí me detuve a esperarlos. Cuando noté que mi caballo se quejaba cada vez que nos deteníamos, y tras ver a un hombre con aspecto gauchezco pasar cerca, lo seguí para pregutarle:
-Disculpe señor, ¿sabe usted cuál es la forma apropiada para frenar a mi caballo?
-Acompañame y te indico. -expresó.

Lo seguí hasta donde había un local lleno de monturas atendido por un hombre, también de aspecto gauchezco, pero que parecía más comerciante que gaucho.

Allí, el hombre que me guiaba me dijo:
-Bueno, lo que necesitas es una montura y un amarre.
-Pero yo no quiero montura, me gusta andar "sin nada". Sólo quiero saber de donde puedo agarrar al caballo para indicarle que frene sin molestarlo, porque lo estoy tomando debajo del cuello y parece molestarle. En cualquier momento me va a pegar una mordida -expliqué riendo.
-Entonces trata de tomarlo más de los costados, porque sino le quitarás el aire... eso seguro le está molestando.

Agradecí el consejo y me dispuse a volver al pie del camino para encontrarme con mi grupo, cuando noté que había anochecido. No los encontré, y creí ya no encontrarlos, ya que tan solo paseabamos por esparcimiento, ninguno de nosotros era un jinete experimentado ni conocía tanto acerca del campo como para estar merodeando esa zona por la noche. Apresuré a mi caballo de camino a la salida del campo, pero no se veía lo suficiente como para encontrarla con facilidad, desvié mi camino de tal manera de ir por donde había algo de luz. Así fue como pasé por entre unas canchas de fútbol cercanas a unas rejas que delimitaban el terreno, me dirigía al golope, con temor de que mi caballo pise un pozo y allí nos quedemos, pues no se veía adecuadamente el camino por el que íbamos.

En un momento, mi caballo se detuvo súbitamente, estuve cerca de salir volando hacia adelante, me pregunté que pasaría, mientras el animal flexionó levemente sus patas y empezó a temblar. Adelante nuestro ví a una jauría de perros salvajes, mostrando sus colmillos con agresividad y mirando a mi caballo, como dispuestos a englutirlo en cualquier momento pero reconociendo que no les sería tan fácil, una perra de mayor tamaño parecía liderar la jauría, todos eran negros y parecían estar dispuestos a atacarnos en cualquier momento. Intenté tranquilizarme, luego tranquilizar al caballo, e indicarle que se deslice hacia atrás y dé la vuelta para emprender nuestra retirada de allí cuanto antes, pero al girar, encontramos otra jauría igualmente peligrosa, estabamos rodeados de perros salvajes, con pocas probabilidades de poder salir de allí, mi caballo adoptó su postura original, dispuesto a enfrentar lo inevitable, y yo no encontré mas alternativa que saltar la reja (que estaba muy próxima). A duras penas pude pasar al otro lado, caí en una vereda, sí, estaba en la calle (no entendía como), y una ambulancia ya esperaba allí. Miré para atrás y la lucha había terminado, mi caballo estaba gravemente herido, tenía una cara larga, había sido duramente castigado. Me lamenté por él, pensé que seguramente fuera a ser sacrificado después del hecho, se lo llevaron para curarlo.

Alguien me retiró de allí, pero no me fuí en ambulancia, más bien parecía estar dentro de un micro, tenía heridas leves, no me fue fácil sortear la reja, y estaba tapado con una manta, igual que mi caballo. No pensaba en cuál sería el lugar adonde me llevase ese micro, pero estaba resignado, aunque contento de estar todavía vivo.

viernes, 28 de mayo de 2010

Quiero creer...

Manos que no tocan
ojos que no pueden ver
corazón que se siente... perder

mensajes cifrados que no puedo entender
miradas esquivas, palabras ambiguas
sinónimos que no significan lo mismo, resuenan en mi ser

gotas que se deslizan con suavidad sobre mi tersa piel
caen en un mar de dudas con un oleaje de temer
barquitos que giran sin cesar, horizontes que no se ven

un trozo de papel escrito en colorado
late en una botella que viaja ondulante
con palabras sobreescritas, esperando ser leídas
se mueve instintivamente, parece infranqueable

dentro de una tormenta que no termina
escucho abrir paraguas que no son tales
descubro un sol que quiere salir
pero se oculta, tras una nube que no puedo correr

Y más estampitas no puedo tener...
más velas no puedo prender...
te sigo esperando
pero el tiempo no me sienta bien

voces entrecortadas
miradas que se apagan
palabras que no se dicen
colores que no se ven

quiero escuchar
quiero tocar
quiero ver
quiero creer...

sábado, 1 de mayo de 2010

Necesitás creer para crear.

Estuve escribiendo bastante en estos días, pero nada de lo que escribí me gusta como para publicarlo en este momento, quizá le llegue el momento, quizá no, quién sabe.
Te dejo esto que escribí hace tiempo, espero que te sirva más...

Creer en vos, creer en que lo podés hacer, en que lo podés crear, en que podés darle vida.

Creer en que es para vos, en que te merece, en que te lo merecés.

Creer en que vos fuiste creado para crearlo.

Creer en que su creación es tu creación, tu verdadero nacimiento.

Creer es crear, crear tu sueño, creer en vos es creer en él.

martes, 2 de marzo de 2010

Un papel en blanco

La ancianita llevaba un papel en blanco adonde quiera que se dirigiese. Lo cuidaba con mucho recelo, como a su tesoro más preciado.

Cuando alguien le preguntaba para que lo tenía, ella respondía que para escribir algo que todavía no se le había ocurrido, pero ya llegaría.

Cuando alguien le preguntaba si lo escribiría, ella respondía que el día menos pensado, con una birome quizá aún no fabricada, que no pensaba en ello todavía.

La realidad es que ella no pensaba que el papel le alcanzara para escribir todo lo que quería, creía que le sería insuficiente. A su vez pensaba que le podría sobrar mucho, y no quería dejar un silencio tan largo.

Pensaba que no podría relacionar bien las palabras para explicar relaciones sin palabras.

Dubitaba sobre como se escribiría una u otra cosa, para que lo entiendan aquellos a quiénes quería dirigir su escrito pero no conocía su dialecto.

Buscaba un lugar lo suficientemente seguro donde enterrar su posible legado sin ser profanado, y, a su vez, lo suficientemente accesible como para que lo encontrase aquél apreciado ser destinatario de su mensaje.

Amagaba con escribir cada tanto, se dejaba vencer por el relajante blanco.

Cesaba, la cegaba tanta luz, tantos recuerdos que asentar, tantas maneras de comunicar.

Así es como pasó el tiempo, así es como lo dejó pasar.

Optó por llevarse consigo cada una de esas palabras que intentaron armar frases en su cabeza, algunas con mucho sentido, la mayoría con gran sentimiento, dejando un eterno silencio, un papel en blanco.

viernes, 22 de enero de 2010

Intento explicar lo inexplicable.

Intento explicar lo inexplicable.

Intento construir al menos una metáfora que se acerque un poco.

Pero no, todo ello es en vano, por más vasto que sea el diccionario, hoy me queda limitado.

Y en cada suspiro siento un aliento
por cada latido, en cada momento.

Y allí cuando no siento mi cuerpo
aunque creí tener sobre mí gran conocimiento
es cuando más vivo, me encuentro.

Y mientras intento calmar mi respiración agitada
diviso un yo que no es yo, que por poco me gana.

Cierro los ojos, no me hace falta verte para saber que estás acá.

Construyo un silencio, me desmorono sobre vos.

Y en el delicado timbre de tu voz, encuentro la explicación para este soñado aroma que siento.

Al erizarse tu piel mientras la recorren mis dedos,
al flamear tu cabello al compás del viento,
veo más aún que con los ojos abiertos.