miércoles, 1 de enero de 2014

Un modo de transitar el 2014

Hace unos días atrás me encontraba, junto con otros compañeros de trabajo, elogiando a uno que se demuestra feliz todo el tiempo. Como si no estuviera afectado por las preocupaciones que parecen aquejarnos a todos. Digo, descontando preocupaciones particulares de cada uno, producto de problemas mas graves que otros, todos en mayor o menor medida vivimos preocupados aún cuando no tengamos problemas que pudieran llamarse "de gravedad". Entonces... me preguntaba, como este tipo, que al menos en el plano laboral maneja más "stress" que yo, por su rol, y siendo hoy en día el trabajo mi mayor "stressor", puede estar tan feliz, como si todo le resbalara, como si la felicidad fuera inherente a él y no le afectaran las mismas cosas que a mí.

Entonces decidí preguntarle si siempre había sido así, a lo que me contestó que sí, que cuando era chico lo "retaban" medio en broma medio en serio por reírse a carcajadas ante el menor chiste -particularidad que conserva intacta-. Con lo cual el paso del tiempo no afectó este rasgo de él, tan prístino, que otros parecemos haber perdido con el tiempo, quién no tenía la risa fácil de chico y "consideraba" las preocupaciones "cosa de grandes"?

Reflexionando sobre este tema pensaba que quizá aunque pudiera ser un poco forzada esta felicidad, ajena a toda preocupación, considerándola cuasi una "máscara", aún así es mejor que exteriorizar preocupación. Por ahi leí alguna vez que uno puede actuar y mostrar lo que quiera mostrar, lo importante es que sea lo que quiere mostrar y no otra cosa, por que termina por hacerlo creer y creérselo uno de manera de terminar por convertirse en eso... en este caso, quién no quisiera convertirse en una persona que vive contenta? como si no hubiera nada en el entorno que pudiera tener tanto peso como para arruinarle el semblante, como si la vida realmente fuera vivida como si fuera una sola, como si cada día y cada momento contara como para andar preocupándose por cosas que no van a reaccionar ante nuestra preocupación más que a nuestra optimista manera de tomárnoslas. Y creo que en esto último está la clave, cualquier cosa que nos preocupe será más "solucionable" (si cabiera el término) si es tomada de la manera más amable posible, siempre será más resoluble, y si no es resoluble... para que preocuparse?

En este año que comienza, espero que podamos ser un poco más conscientes de nuestras preocupaciones, para ser un poco menos conscientes de nuestras preocupaciones.

La felicidad no es algo que esté al final del camino, es una construcción, un modo de plantarse en la vida, fuera de los cuentos de fantasía, es parte de nuestro reaccionar ante cada hecho que nos conmocione y altere, es parte de nuestra respuesta para con nosotros mismos, los demás y el medio. Es entender, por sobre todas las cosas, que si queremos que el otro sonría, debemos sonreir primero, y que todo lo que encaremos será signado por la cadencia de nuestro andar, a nuestro ritmo, a nuestro modo. Que nuestro modo sea optimista, positivo. Construiremos prósperamente todo lo que nos propongamos de esta manera.

Mi mayor deseo este año, deseemos de este modo.

Cariños.

Pablo.