jueves, 9 de diciembre de 2010

Dialéctica del hincha y el hada.

Ayer un poco retozaba, otro poco pensaba, o me dejaba pensar. Claro, divagaba más que pensaba, me daba cuenta de que en un momento se conectaban las frases en mi cabeza en forma de escrito, y que debía escribir todo eso, pero no daba más, estaba en la cama, a las 2 de la mañana, cansado, con poca energía para escribir. Entonces se me ocurrió grabarlo "me grabo diciendolo y después lo paso" -pensé-, pero no, no estaba para decirlo tampoco, fue extraño, pasaban mil cosas por mi mente pero no tenía forma de plasmarlo. Igualmente algo recuerdo, recuerdo que mientras estaba en mi cama, rodeado de paredes gruesas, escuchaba muy claramente la pasión de la banda roja transformada en cornetas, cánticos y tambores murgueros. Claro, había salido campeón Independiente minutos atrás, luego de una agónica batalla definida finalmente por penales, club del que soy hincha, aunque ya no tanto. Avellaneda, recuerdos, infancia, cánticos, color rojo, todo se mezclaba, todo confundía y de alguna manera quería estar. De repente sentí un vacío, un hueco, como si me hubieran quitado una parte de mí y enseguida me acordé de Papá Noel y mi analogía que reza "es como cuando de chiquito te dijeron que Papá Noel no existía...", tal cual, así lo sentí yo. ¿De que habla este pibe? Te preguntarás... Bueno, antes era hincha, normal, que se yo, lo seguía, veía los partidos, fui a la cancha a los 7 años y fue uno de los días q más feliz me recuerdo, jugaba muy seguido al fútbol y el rojo siempre fue mi color favorito... en fin, me gustaba todo eso. Pero hubo un clic, todo empezó a parecerme fantasía, y empecé a descreer del fútbol, de que sea así, de que estén jugando de verdad, de que realmente estén jugando al fútbol y no a algo más, y dejé de seguirlo, dejó de motivarme, empecé a ver menos partidos, donde creo que todavía se esté jugando al fútbol, empecé a ver momentos más que partidos, donde alguna jugada me interese desde lo futbolístico disociándola de colores de casacas. Empecé a ser imparcial con respecto al fútbol. Hasta que me sentí ajeno. Como ayer, que llegué a sentir un hueco, como que me faltaba algo. Sí, era la cuota de fútbol, eso que tiene que estar en algún lado. Un poco me sentí estafado por mí mismo, y hasta me llegué a preguntar si la ficción y la credulidad no podrán hacerse amigas por un rato para que yo disfrute un poco de lo que hace feliz a tanta gente, de lo que mueve a tanta gente. Pero creo que sería como volver a hacerme creer en Papá Noel, que antes creía... pero ahora me parece que ya debe estar muy viejo para poder moverse con tantos regalos...

Ah, por cierto, bien rojo, el niño que hay en mí, sí, el de 7 de la foto con la remera de Ades puesta en el vestuario con una sonrisa de oreja a oreja, está muy contento por actualizar esa tapa del Olé del 95' por esta imagen de Tuzzio del 2010. :)

1 comentario:

  1. Bien ahí Rojo!! Es cierto. El Rojo volvió a salir campeón, y yo tampoco festejé tanto ni grité como lo hice alguna que otra vez... no sé, algunas cosas simplemente son pasajeras Togue..o simplemente uno empieza a crecer,a cambiar, y con ello cambia todo.

    Pero al menos disfrutamos la alegría, o el esbozo de una sonrisa porque Independiente completo vuelve a sonreir.

    Besos.

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