martes, 8 de junio de 2010

¿Un momento de esparcimiento?

Esto soñé esta tarde, quizá buscando un momento de paz entre las sábanas, quizá buscando una respuesta o salir un poco. Paso a narrar...

Paseaba en caballo a pelo, por tierras muy bien cuidadas, con pastos delineadamente cortados y caminos asombrosamente parejos. Paseaba solo, pero sabiendo que mi grupo estaba detrás mío, tan solo había adelantadome para curiosiar el camino por el cual iríamos, hasta que me resultó conocido, por allí ya había estado (quizá en otro sueño) y no tardé en encontrar el camino que sentí había tomado junto con el grupo la vez pasada. Por lo tanto, allí me detuve a esperarlos. Cuando noté que mi caballo se quejaba cada vez que nos deteníamos, y tras ver a un hombre con aspecto gauchezco pasar cerca, lo seguí para pregutarle:
-Disculpe señor, ¿sabe usted cuál es la forma apropiada para frenar a mi caballo?
-Acompañame y te indico. -expresó.

Lo seguí hasta donde había un local lleno de monturas atendido por un hombre, también de aspecto gauchezco, pero que parecía más comerciante que gaucho.

Allí, el hombre que me guiaba me dijo:
-Bueno, lo que necesitas es una montura y un amarre.
-Pero yo no quiero montura, me gusta andar "sin nada". Sólo quiero saber de donde puedo agarrar al caballo para indicarle que frene sin molestarlo, porque lo estoy tomando debajo del cuello y parece molestarle. En cualquier momento me va a pegar una mordida -expliqué riendo.
-Entonces trata de tomarlo más de los costados, porque sino le quitarás el aire... eso seguro le está molestando.

Agradecí el consejo y me dispuse a volver al pie del camino para encontrarme con mi grupo, cuando noté que había anochecido. No los encontré, y creí ya no encontrarlos, ya que tan solo paseabamos por esparcimiento, ninguno de nosotros era un jinete experimentado ni conocía tanto acerca del campo como para estar merodeando esa zona por la noche. Apresuré a mi caballo de camino a la salida del campo, pero no se veía lo suficiente como para encontrarla con facilidad, desvié mi camino de tal manera de ir por donde había algo de luz. Así fue como pasé por entre unas canchas de fútbol cercanas a unas rejas que delimitaban el terreno, me dirigía al golope, con temor de que mi caballo pise un pozo y allí nos quedemos, pues no se veía adecuadamente el camino por el que íbamos.

En un momento, mi caballo se detuvo súbitamente, estuve cerca de salir volando hacia adelante, me pregunté que pasaría, mientras el animal flexionó levemente sus patas y empezó a temblar. Adelante nuestro ví a una jauría de perros salvajes, mostrando sus colmillos con agresividad y mirando a mi caballo, como dispuestos a englutirlo en cualquier momento pero reconociendo que no les sería tan fácil, una perra de mayor tamaño parecía liderar la jauría, todos eran negros y parecían estar dispuestos a atacarnos en cualquier momento. Intenté tranquilizarme, luego tranquilizar al caballo, e indicarle que se deslice hacia atrás y dé la vuelta para emprender nuestra retirada de allí cuanto antes, pero al girar, encontramos otra jauría igualmente peligrosa, estabamos rodeados de perros salvajes, con pocas probabilidades de poder salir de allí, mi caballo adoptó su postura original, dispuesto a enfrentar lo inevitable, y yo no encontré mas alternativa que saltar la reja (que estaba muy próxima). A duras penas pude pasar al otro lado, caí en una vereda, sí, estaba en la calle (no entendía como), y una ambulancia ya esperaba allí. Miré para atrás y la lucha había terminado, mi caballo estaba gravemente herido, tenía una cara larga, había sido duramente castigado. Me lamenté por él, pensé que seguramente fuera a ser sacrificado después del hecho, se lo llevaron para curarlo.

Alguien me retiró de allí, pero no me fuí en ambulancia, más bien parecía estar dentro de un micro, tenía heridas leves, no me fue fácil sortear la reja, y estaba tapado con una manta, igual que mi caballo. No pensaba en cuál sería el lugar adonde me llevase ese micro, pero estaba resignado, aunque contento de estar todavía vivo.